La humildad no es necesariamente inherente de forma perfecta en ser humano, pero que logra ser de calidad cuando se cultiva, desarrolla y mantiene. Con seguridad quien sea humilde (no pobre, ni andrajoso ,sino como una cualidad) se preocupará muy poco o nada de sentirse ridículo por preguntar o tener que buscar respuestas de quienes feacientemente saben; ni tampoco, al llegar a ser sabio lucirá con afán egoísta y exhibicionista sus conocimientos y habilidades. Cabe destacar que la cualidad de la humildad, sea de doctos, sabios o de simples iletrados por circunstancias adversas, resulta agradable, atractiva y mueve a la solidaridad reciproca en quienes tienen valores morales, no así en quienes ven en esa cualidad una debilidad ajena de la cual han de aprovecharse, o pretenderlo, por lo menos. Entonces, la humildad en su justa medida permite que uno también se ame de igual forma, es decir en su justa medida y no en narcisista, ni autodestructiva forma. Entre todas las virtudes, la humildad, la verdadera humildad es una de las mas extendidas y que mas enriquecen nuestras vidas.
No significa que debes subestimarte. Significa valorar a los demás. Señala una positiva actitud de apertura a la grandiosidad de la vida y la voluntad de sorprendernos y elevarnos por la bondad, donde quiera que la podamos encontrar. Aceptarnos imperfectos y querernos así, es la clave, y nos ayudara también a hacerlo con las personas que queremos; porque una palabra dicha con humildad tiene el significado de mis palabras agradables.
El verdadero humilde considera siempre que las experiencias de la vida son posibilidades abiertas para aprender cada vez mas; es permitir que cada experiencia te enseñe algo y desde ahí, desaparecen miedos y sufrimientos.
